Gonzalo Ruiz Suárez es el seudónimo que adoptó un tal Iride Ridruejo cuando una cadena insoslayable de tragedias se precipitó sobre su enclenque figura. La muerte de un perro que llevaba demasiado tiempo arrastrando sus lamentos por las alfombras de casa; una novia que le abandonó por un chaval que tocaba canciones de Bob Dylan con la guitarra; o la misteriosa desaparición de un padre que trataba de inculcar a su prole los valores del buen burgués, son algunos de los hechos que provocaron que Iride decidiese convertirse en escritor. Y para ello no bastaba con ponerse a escribir.
Iride sabía que debía afilar su mirada para poder traspasarlo todo y decidió operar un cambio en su persona. Para ello utilizó la inmensa fortuna que había amasado su padre desaparecido y pagó a alguien para que hiciese desparecer la figura jurídica de Iride. Tuvo un hijo con la prostituta Remedios Ruiz Suárez. Sabiendo que el nombre, y sobre todo la figura jurídica, de un poeta hoy en día lo es todo en el mundillo literario, Iride asesinó a su hijo Gonzalo, en un entrañable y metafórico acto, asumiendo así su identidad y convirtiéndose en su propio padre.
Aunque no se sabe muy bien si ha empezado a escribir o no, podemos afirmar que las hazañas de este laureado poeta ya le han llevado al trono de los que mataron a sus padres en el podio de la escritura. Tal y como profetizó Nietzsche, del hombre pequeño y vulgar nació el superhombre.
